viernes, octubre 31

"Five o’clock syrupy Aslan" or "Welcome back sweetie"

De disgusto me broto y me alboroto, se insuflan los carrillos de mi instancia, del desparramo y de la concupiscencia. No manda la razón, no tiene caso, porque la razón no existe, o existe pero sueña, o se pierde en cada esquina la muy boba y de ahí no vuelve. Y como ella no regresa yo tampoco porque no acepto lo patético del sueño ni se me da la gana de desandar caminos de adoquines. Adoquinada la marea mía. Dormitar intempestivo. Es eso lo que necesito, dormitar, cerrar los ojos, los aujeros, decir no es esto el yo, no es esto lo que quiero, no es esto lo que se me antoja. Decir no es esto lo que se esperaba, no es esta la ilusión que yo creía, no es este el final de mis deseos, no es verdad que no soy yo la que se escapa.

Restallan rojas las paredes infecundas, yerma la mente, yermas las palabras, no vive quien no sueña, y quien onírico desliza su existencia en la pendiente, no la vive tampoco, la patina, se le pianta, como a mí, que se me piantan las ideas porque de tanto latiguearme sinsentidos se me confunde la nada con la nada.

Pero querida, ya no te hagás problemas, lo que vos necesitás no es más que una buena plumereada tierra adentro.

¡Reduccionismos no! No los admito: prefiero pensar que en realidad existe algo más profundo y más secreto, algo sutil como la fuerza involuntaria de un río subterráneo, elijo creer que no es vana ni inútil mi diatriba y que, llegado el caso, si no pudiera mostrarme intransigente, admitiría dócil o fugaz como una ola de saliva: no me molesta, para nada, que el hombre quede arriba.

Solaz de horas mortuorias
nadir de la memoria
mejor me fumo un faso
mastico zanahorias
me mando mudar lejos
total no tengo caso
(no me atrevo a espiar
mi muerte en el espejo)


Al fin y al cabo yo también puedo decir weary with toil I haste it to my bed, the dear repose for limbs with travel tired, and then begins a journey in my head to work my mind when body's work's expired y nadie va a reclamarme nada.

Ese día estabas contenta. En realidad vos siempre estabas contenta, pero la tarde en que nos vimos ahí en la esquina de esas dos calles que no vienen a cuento, no sé, tu cara era como la de un chico que acaba de meter el dedo en el dulce de leche sin que nadie lo vea, hasta hubiera pensado que venías de asaltar un tarro y que el lunar de tu mejilla no era un lunar sino una mancha de dulce. Pedimos café. Cortado con crema, dijiste ¿te acordás? no me gusta el café solo, es muy fuerte, me hace como un, y ahí frunciste la nariz para mostrarme que el café puro te daba eso: un inexplicable fruncimiento de nariz que te endulzaba la cara y que en ese momento me inquietó. Yo todavía no te conocía mucho. Parecías inquieta y pensé que era porque te daba vergüenza encontrarte así medio a escondidas de todo el mundo con un tipo como yo, pero no. Eso no te importaba, creo, hablabas rápido porque ese era tu ritmo natural, todo rápido, todo ahora, hablabas y hablabas y de repente, sin razón alguna te sobrevenía una de esas explosiones de silencio a las que tuve que acostumbrarme con el tiempo. Te quedabas mirando el sobrecito roto del azúcar durante no sé cuántos siglos y yo me quedaba mirándote a vos y estaba seguro de que alguien nos espiaba desde otra mesa porque, qué bárbaro un tipo tan grande con una piba tan pendeja, podría ser su, pero eso lo imaginé yo, porque la verdad es que nosotros dos no entrábamos en el universo de ninguna otra persona, éramos tan insustanciales como los remolinos desarmándose en la taza de café recién revuelto, de dónde me salen los prejuicios, pensaba, hoy creo que era más mi miedo de no saber qué hacer con vos, con tantas ganas que tenía de quererte, de guardarte. Te pregunté si no ibas a tomarte todo tu café y vos me respondiste que no, que se te había enfriado, que nunca terminabas el café: no importa cuál sea el tamaño de la taza dejo siempre la mitad, cuando era chica en casa me retaban porque nunca terminaba el chocolate ni el café con leche, ni la sopa, ni nada, mamá decía que no iba a crecer, que me iba a quedar chiquita y debilucha. Esas cosas te decía tu mamá y más o menos ¿eh Manuela? tu mamá tenía razón porque con veintiún años parecías de quince, y eso me hacía sentir todavía más incómodo, como un volatinero que estuviera intentando caminar con una copa de cristal puesta sobre su cabeza, sabiendo que si se le cayera no solo se rompería la copa sino que alguna otra desgracia ocurriría, algo terrible, innombrable, así de asustado estaba ese día en que nos encontramos, aunque aún yo no lo sabía y me consolaba pensando que en realidad eras vos la que no podía controlar sus nervios, que tu constante mover las manos atrapando el aire o tu manera de cambiar de posición en el asiento a cada rato eran señal inequívoca de que tenías miedo, de que la situación te incomodaba. Pero no. El que tenía pánico era yo.

jueves, octubre 30

Cuando fui a california una chica me encontré, como no tenía nombre Susanita la llamé

A Susana las cosas no le pasan. O mejor dicho, le pasan, sí, por al lado o por detrás, nunca por encima o a través: la eluden. Los hechos se gestan a su paso, toman forma a su alrededor sin que ella realmente llegue a tener arte ni parte. Susana no es como su marido, a quien la música de Wagner, por ejemplo, le centrifuga los sentidos, le avasalla el alma: la música lo aplasta. Juan Carlos sí que es un tipo sensible, el sí que sabe de los vericuetos del arte, de lo recóndito de las pasiones. Pero Susie, como él la llama cuando se permite un tropezón de afectuosidad conyugal, Susie es otro cantar. Ella presencia silenciosa, acompaña, la música no le va ni le viene. Tal vez le va, o se le va un poco. ¿La gala de anoche? Sí, magnífica, pero si alguien quisiera saber qué connotaciones adquiere esa palabra en los labios de Susana, se encontraría en presencia de un misterio inextricable. La función estuvo magnífica y no le pidan nada más. Los olmos no dan peras, según tengo entendido.

Con Susana ni siquiera es como con Manuelita que se aburre hasta lo insoportable cada vez que la arrastran al teatro a ver esas torturas musicales que le gustan a papá. Para Susana asistir a la gala es parte de la escenografía de lo cotidiano. Tómalo o déjalo. Tómalo, como el té servido en las tacitas de Limoges, como la sucesión interminable de cubiertos Christofle en sus ataúdes de terciopelo azul, como la partida de bridge del sábado a las cuatro, como la pastilla para el insomnio. Tómalo. Una pena que con sus hijas la cosa sea parecida. Las adora, por supuesto, el instinto es el instinto. Aunque en su caso el instinto se parece a una roldana perdida en el todo que la forma y del que ella no es parte. Qué se le va a hacer, algunos viven la vida haciendo de extra. Juan Carlos no. Juan Carlos está para el Oscar.

martes, octubre 28

disquisiciones acerca del sentido último del transcurrir o de por qué uno a veces se siente desbordado y desea transformarse en limonero y que el jugo se lo tome magoya

claro, el problema es ese, o eso. alguien asevera: "usted es más boluda que un catre" y la pregunta que de ello se desprende es, naturalmente, cuál es el grado de boludismo máximo que puede alcanzar un catre que se precie y, su corolario ¿es posible superar dicho pináculo? digamos que si el catre se halla transitando el camino hacia el apogeo de sus facultades, bueno, pues debe ser un catre bastante boludo o por lo menos se trata de un catre con registro. al fin de cuentas tal vez sea cierto que yo sea más boluda que el catre de marras, lo cual no es poco y, además, no tiene nada que ver con nada.

ayer, por ejemplo, viene la heker y me dice que la tensión es importante, vital, fundamental. si usted está acostumbrada a escribir/describir situaciones absurdas ahora usted debe aprender los secretos del realismo. ej: ser más boluda que un catre. aventuro: lo absurdo es el secreto de lo real y lo absurdo (interesante) de lo absurdo es su condición de posible y si es posible es suceptible de ser real. pero. la verdad de la milanesa es que su cuento es una cagada. pero. no lo abandone, no, no. siga participando. escribir es trabajar. lavorare. la inspiración es una mera quimera. hay que minuciosear, no queda otra. y, hoy en día, quién quiere minuciosear. yo. no. no sé.

de repente me siento insustancial como meandro rioplatense y el cigarrillo(s) de anoche me quema el pecho. sé que contra ese tipo de aplastantes sentimientos no hay nada que se pueda hacer. quizá sentarse a esperar que pase como pasan los barcos tras la ventana del piso veintiuno; o pensar en cómo el gritito del chajá se transforma en balbuceo ante la realidad (impertérrita) de la escopeta que lo apunta; o si alguien me toma por asalto y me pregunta ¿qué es el amor? hacer una crucecita (azul) en el cuadradito de no sabe, no contesta.

total para qué. igual, la vida es bella, alguien habrá de quererme algún remoto día, y aburrirse, diría mi madre, es un pecado nena.

viernes, octubre 24

Le gusta
pararse paralela
al vidrio-ventanal
apoyar la punta de los dedos
presionar apenas
--y sentir--
después
pegar las palmas
indelebles
imaginando que:
el vidrio es blando
es tierno
como
su propia carne y que no bien
empuje
un
poco
va a fundirse con su forma
(eso la inquieta
la perturba
la deleita)

Le gusta
el silencio
giratorio que encierra la ciudad tras el cristal,
permanecer inmóvil
acercar el lóbulo
el cartílago
escuchar las vibraciones de la calle
los motores
el gemir del viento
ronronéandole la piel.

Le gusta
la cadencia de la tarde
la ventana que ahora la refleja
el instante solitario
en que
desaparece
el monstruo
y el asedio
abrumador
infinitisonante.


jueves, octubre 23

Cuadrado azul

Cuando Isidro le pregunta a Manuela de qué color está el río ella le contesta cualquier cosa, o le dice que cuándo la va a llevar a navegar, o que por qué no lo hacen otra vez. Manuela, ¿vos te creés que tengo veinte años? A veces Manuela, molesta, le responde para qué cornos quiere saber de qué color está.

¿Cornos o cuernos?
Cornos.
Quiero saber porque me preocupa. Yo, por ejemplo, hoy lo veo violetón. Lilín lo veo Manuelita. ¿A vos qué te parece?
¿Qué es lo que te preocupa?
El color del río en la mirada de los otros.
Yo lo veo a lunares.
Mirá que sos bobi Manuela, que te lo pregunto seriamente. Tiene un por qué, mi pregunta. Me interesa saber qué es lo que ven tus ojos.
Mis ojos son dos luceros que alumbran tu padecer...
Dale Manuela, no me vuelvas loco.
¿Te vuelvo loco?
Dale, no seas así Manuelita, mi amor, ¿vas a contestarme?
¿Querés saber la verdad?
Sí, la verdad. De qué color está el río Manuela. Observalo bien y decime qué color se te aparece, pero no me mientas.

Y Manuela se queda mirándolo al río, el río del poema que le enseñaron en el colegio, el río de aguas color de león, y se acuerda de la maestra y de los chicos, y de cuando papá las llevaba a la costanera a ver el río a ella y a Cecilia, y se quedaban quietos, papá fumando su pipa y ella parada ahí cerquita porque le gustaba el olor dulce del humo que se volaba en el viento; Manu Manuelita quería hablarle y preguntarle cosas pero papá no le decía nada porque conversaba con Cecilia todo el tiempo, porque Ceci es la más linda, sí, Ceci es la más buena, no como yo, que me porto mal o no entiendo nada; a veces también le hablaba a ella, Manu Manuelita, cuando se enojaba o ella tiraba piedras al agua y él le decía mirá que sos tonta Manuela.

Manuela
Qué.
¿Y?
Qué.
Me lo vas a decir o no.
Qué cosa.
Lo que te pregunté, del río, Manuela.
¿El río?
Sí Manuela, de qué color está el río.
No sé. Me olvidé.

miércoles, octubre 22

Tuntururún, tun-tun-tun-tun-tun tun-tururún.
Turururún, turururún, turururúuuuuuuuuuuun.


(O en su defecto, sonido de trompetas, trompas y trombones)

Yo, la Dra Aslán, recién enterrada he vuelto momentáneamente a cumplir una misión de divulgación cultural, artística y/o filosófica.

Hoy tengo el honor de promocionar en calidad de auspiciante y sponsor oficial a esta nueva promesa de la narrativa contemporánea: El club de la ducha o "Esto es una lucha: cada vez que me baño se tapa el caño".

Si usted tiene ese problema, rápido diríjase al Club donde lo estarán esperando sus rutilantes anfitriones Aldito & Luc. Ahí le van a sacar el barro, la telaraña y cualquier otra cosa que pueda estar molestándole.

Recuérdelo: si su vida es una calamidad visite El club de la ducha. Y después no digan que no avisé. Eh? Yo como estoy muerta, no puedo decir que mi vida sea una calamidad. Pero igual voy al club porque acá en el Hades, contra lo que todos suponen, no hay agua caliente.

*****El club de la ducha*****

Deme dos

Porque, mal que nos pese, lo que mata es la ansiedad. Esa es la cuestión: lo que molesta es el estado de inquietud que atosiga al (vapuleado) ánimo. Ansiedad, inquietud: desasosiego. Quién no la sufre, quién no ha padecido su eterno retornar al nido, los infructuosos intentos de liberación, la incipiente calma que no es. Ansiedad que me consumes vuelves otra vez para extenuarme. Encore une fois. Ansioso es quien experimenta un deseo vehemente de alguna cosa. Cuál cosa. Todas las cosas. Todo ahora aquí. Todo para mí. Te quiero a ti, y a ti, y a ti también. Aunque sabemos o nos enseñaron que eso no es posible. Tenés que educar la voluntad, querida, tu voluntad que es tuya sola (y de mi ansiedad), y en el proceso vas a conseguir la paz o por lo menos, una alegoría. Anhelar todo ahora aquí y para mí es quijotesco. Aceptemos la limitación de una buena vez.

La cuestión es que la ansiedad estraga los espíritus sensibles. Corrijo y adiciono: la ansiedad estraga los espíritus sensibles y, más precisamente, lacera laboriosa a los cuerpos que los contienen. De lo que podemos deducir que todos aquellos que padecen de ansiedad en cualquiera de sus formas, devienen en esclavos, como yo, por ejemplo, o como él o ella o como vos o usted. Por eso es preciso confesar el fracaso, confesárnoslo íntimamente, decírnoslo en susurros ronroneantes. Ansiedad es lo que sufres, ansiedad es lo que eres. Suspirarlo en los oídos del alma y luego, respirar. Inhalar tranquilamente el aire de la vida, sosegados, absueltos al fin por nosotros mismos y tal vez cantar, gustar, oler la libertad o su ilusión. Libertad que no existes ni siquiera aunque te sueñe.

Qué te puedo cobrar, te dicen al final de la sesión: en un abrir y cerrar de billetera tenés domeñada a la ansiedad, enfrasquitadas sus puercas artimañas y, un poco más allá... qué importa qué hay un poco más allá. Lo quiero acá. Enjoy.

Pero.

La ansiedad es así: el que no se toma hasta la última gota de alcohol del botiquín, se fuma uno tras otro y otro tras uno; el que no se achimenea come todo lo que puede y también lo que no puede; el que no mastica se introduce azúcar en las fosas; al que la nariz le causa impresión ¿qué hace? coje con jota, hache y doble v, en fin, con todo lo que encuentre (ah! el deseo vehemente de alguna cosa); y el que no, va y se masturba pulcritud en mano y a escondidas buscaencuentra el orgasmo catártico, vaciante, inofensivo, anodino al fin. Jugar al solitario.

Aunque en realidad la ansiedad no retrocede. Ella nunca se retira, no del todo.

Hay también quien mordisquea lápices ñam-ñam, o se manduca despaciosamente los pellejos, o le da sin pausa (cuchara entre los dedos) tin-tin a los vasos en la mesa y recibe un coscorrón querés dejarte de joder. Ansiedad o angustia oral, querida, dicen por ahí. Y el que no hace ninguna de las anteriores, no existe. El que las hace todas o no se decide por ninguna: escribe, las traduce, las transforma de ansiedad en letras o en palabras. Escribe la desrevolución, la revuelta, la inmensa amansadora que lo salve de su enfermedad. Escribe lo que puede, como puede, cuando puede, para intentar la aniquilación del enemigo o al menos su armisticio. Ansiedad que a mi boca atormentas, quiero todo ahora para mí, quiero ser yo y no ser yo, quiero tener y no tener, deseo lo absoluto y lo imperfecto, el infinito y el infinitésimo, quiero ser hombre, quiero ser mujer.

El que escribe admite primero la derrota y de ahí en adelante veré qué hago, se dice, veré qué deshago. Ese es el punto de partida. La piedra angular –ángulo abstruso–; la piedra de la locura que aún nadie ha logrado extraer, qué te puedo cobrar. Admite su fracaso y entonces imagina la posibilidad de ser todo eso que no es, a través del universo paralelo, el universo encriptado en una célula, el espacio inabarcable contenido entre dos números (dijo alguien que). Y se imagina una novela-historia a referir, para existir en ella o a través de ella. Historia que ya no es ansiedad si no su hija aunque no exista todavía por estar en gestación-debate interno en la mente-vientre del escritor o útero menstruante de palabras. Sangra y sangra quien no ha sido fecundada. Ansiedad que agostas mis sentidos. Ansiedad magnificadora, imprimátur falso que me agobias.

Dale. Armate otro.

martes, octubre 21

De la ilusión que los números densos provocan o "El día que Aquiles por fin pudo alcanzar a la Tortuga"

Dedicado a todas aquellas personas que gustan del pensar en tanto pensar y gastan la clepsidra en la elucidación de cuestiones intrascendentes o no tanto.

"Hoy sí, hoy sí" se dijo Aquiles el de los pies ligeros al despertarse una mañana de primavera en la (antigua) Grecia. De pie con la mirada perdida en algún aléfico punto del Mediterráneo azul como una aguamarina --admito, es estúpido decir que el mediterráneo es azul como una aguamarina dado que a la aguamarina se la llama así porque se parece al mar, pero, qué importa--. Entonces, miraba Aquiles hacia el Mediterráneo mientras sus piernas estiraba y doblaba en elásticas flexiones sucesivas. De esta suerte preparábase para la tan temida contienda contra la tortuga, a quien llamaremos, por hoy, Casiopea (para los amigos, Casio).

Casio se asoleaba en la arena seductora. Burlábase, impiadosa, del estúpido de Aquiles. “No te gastés, chabón, no me vas a ganar jamás” repetía entre sorbo y sorbo del daiquiri de frutilla que tomaba como desayuno. Aquiles, sin embargo, desoía sus palabras porque a mí la densidad de los números me importa un rábano. Abogo por el salto discreto. Preparate Casio, que hoy te rompo el...

La idea quedó impensada porque ya estaba Zenón --de bermudas y gorrito-- con un grupo de eleáticos y unos cuantos curiosos dispuesto a demostrar por enésima vez su famosa aporía.

Casiopea, ufana tortuguita infinitimarchante, se levantó repartiendo sonrisas a diestra y siniestra con la gracia de quien conoce las delicias de la fama y sabe como alimentarlas. Aquiles la siguió indiferente. Se acomodaron como siempre: dejando la ventaja estipulada por Zenón para Casio. Cuando éste disparó los correspondientes tres tiros Aquiles masculló entre dientes “Esta vez nada de subdivisiones, nada de infinitésimos. Esta vez gano yo” y se mandó. Y en tres zancadas llegó a la meta. “Gané, carajo! Gané” Aullaba de felicidad. “Ya estaba harto de tus juegos Zenón, nunca más me van a hacer quedar como un”

La multitud comenzó a silbar a Zenón, que ese mismo día se suicidó y desde entonces pasa sus horas en el primer círculo del infierno discutiendo con Parménides y Hamlet sobre la cuestión del ser, sin llegar jamás a conclusión alguna.

A Aquiles lo llevaron en andas por la playa y festejó su triunfo con pitos y matracas que aportaron las alegres detractoras de Zenón. Vivió feliz hasta que jugando al fútbol alguien le pateó el talón: su cuerpo volatilizóse de manera instantánea.

La única sobreviviente fue Casio, que quedó atrás, calculando el límite de la hipérbola equilátera cuando equis tiende a cero. Le parecía que era infinito pero no estaba segura. Todavía no ha podido resolverlo.

domingo, octubre 19

Último momento: parece que a la Dra. Aslán antes de morir se le dio por la puesía. Entre sus apuntes científicos se encontró el siguiente trozo que nos revela facetas (hasta ahora) desconocidas de la occisa.

corregir: retorno del mirar
después el trueque porque no
o porque sí
y
volver
a caminar en círculos de cielo
que se
rom-
pen
¡crash!
si les falta una caricia

decí lo que te pasa
doctorita
vos podés hablar en un murmullo
inescuchable
(no, inaudible no, inescuchable)
que se vuelque, cuelescape
hacia el
centro
de
tu yo
tuyo
tú y yo
ya no
más
tú y yo
tánato alado
incipiente sobrevuela
el estepario territorio
del tú y yo
torpe inocencia
que
amenaza (siempre)
con
quebrarse
si no es mojada
con lágrimas,
con semen,
con palabras

corregir: acaparar reacciones
insensatas
subyugantes
y explorar
la negación

por qué la calma intensa de la noche
suele en solitario parloteo
parecer ficticia –interrogante ocioso–
suele parecer lo que no es

hoy sí
–tal vez mañana no,
pero hoy sí–
existir en connivencia con
el cosmos
y la pérdida constante:
la imperdonable pérdida
del día en que
nací(mos)
la pérdida de ese
tierno espacio
milagroso donde aún no hay yo

soy
–además–
lo que no soy
lo que no hago
soy lo que no digo
soy lo que no siento
y lo otro también soy

detrás
de la existencia
(esa tela minuciosa)
qué

nada, tal vez
o tal vez
no

viernes, octubre 17

En exclusiva: Una Página Inédita Extraída del Diario Íntimo de la Dra Aslán

Hoy es diecisiete de octubre, soleado día de piqueteros. Algún peronacho rememorará por ahí viejas épocas gloriosas y/u olorosas a sudor y/u otro tipo de secreciones glandulares. Por mi parte (quien suscribe) me levanté relativamente temprano (como la metodología Aslán lo indica) y no desayuné, razón por la cual a las 10 de la mañana las tripas (mías) lanzaban improperios de la peor calaña que oíanse (hasta) en la costa Uruguaya. De modo que me mandé (al buche) medio paquete de sonrisas y logré acallarlas (a las tripas). Más tarde, andando por la calle (mirando la gente pasar), me alegré al comprobar que mi culo (aún) no es tan enorme como el de algunos otros especimenes del sexo femenino que orondos pasean sus floreadas retaguardias sin un ápice de pudor --arruinando, claro está, la paisajística urbana de la bella Buenos Aires--. Como estoy deprimida, no teniendo nada más interesante que hacer en este (precioso) instante procedo a cometer el tan esperado acto de suicidio (hormonal-literario) que debí haber performado años ha --sí, me suicidaré a pesar de que mis detractores no se cansen de repetir que no es necesario debido a que la tengo muerta (la producción literaria-hormonal)--.

Tres, dos, uno...

BOOM

.... ooo .... ¨**¨´.......ooo..... ++++~~.... ooo .... ¨**¨´.......
ooo..... ++++~~.... ooo .... ¨**¨´.......
.....ooooo+++++*`~~~~~~~~~
.................
....

[Restos de la Doctora Aslán esparcidos por doquier]




jueves, octubre 16

De cómo un taxista logra en un descuido lo que nadie ha logrado jamás

La cosa es así, mentendés, el pibe ya es miyonario. Un fenómeno te digo. Fue el único que puso huevo y la hizo bárbaro, salvó al equipo. No, no ganaron, tres a tres salieron. Sí, contra Banfil empataron. Mirá, primero van uno a cero gana Boca gol del Tévez, una máquina; después en el segundo tiempo empata Banfil uno a uno y al rato viene el pibe Tévez otra vez y la clava en el ángulo; Banfil le hace el dos a dos y ahí al toque le mete el tercero a Boca y ahí te quiero ver. El ténico estaba que volaba, estaba, casi se le caen las chapas de la calentura. A la final hizo un gol el otro pibe que no me acuerdo el nombre y le empatan a Banfil tres a tres. Pero Tévez fue el único que jugó de verdá. Un fenómeno el pibe te digo. Diecinueve años tiene, una criatura. Y ya es miyonario. Pero sí, te digo que es miyonario: el año que viene seguro que lo llaman de uno de estos equipos de Europa, el Chelsi o la Yuve, alguno de estos y mínimo veinte palos verdes el pase. Mínimo, mínimo, mentendés. Se salva el pibe y toda la familia. Ahora eso sí, ojalá que le vaya bien, no vaya ser que le pase como al Diego, pobre, porque entran a cazar guita a cuatro manos y ahí nomás empiezan con la falopa, las minas, el chupi y se cagan la vida. Una lástima, mentendés.

miércoles, octubre 15

If

If freckles were lovely, and day was night,
And measles were nice and a lie warn’t a lie,
Life would be delight,
But things couldn’t go right
For in such a sad plight
I wouldn’t be I

If earth was heaven and now was hence
And past was present, and false was true,
There might be some sense
But I’d be in suspense
For on such a pretense
You wouldn’t be you.

If fear was plucky, and globe were square,
And dirt was cleanly and tears were glee
Things would seem fair,
Yet they’d all despair
For if here was there
We wouldn’t be we


e.e. cummings

Y no. Hoy no traduzco un carajo. Si yo fuera traductora, lo haría, pero si así ocurriera no sería lo que ahora soy, así que no. Hoy no. Si mi cara estuviera cubierta de pecas, seguramente habría nacido en Irlanda y luciría más pechuga. Si fuera Irlandesa, mi pelo se vería rojo como llamarada de dragón chino, tendría por gracia Mary O'Connor y recitaría a Yeats tomando Guiness en un pub adornado con tréboles de cuatro hojas y además mi novio se vestiría de verde y todos los domingos iríamos a misa y luego nos desposaríamos y daríamos a luz a un tropel de pecosos parvulitos. Vacacionaríamos en Co. Kerry y en las aguas de la lacustre Killarney nos bañaríamos felices y luego a Dublin volveríamos a continuar con nuestras actividades. Yo sería una virtuosa violinista de una banda de música celta y él, un eximio profesor de literatura egresado de Trinity College. Mi marido viviría habitualmente abrumado por el sentimiento de culpa que la religión siembra en nosotros los irlandeses desde la más tierna infancia. Nuestros pequeños hijitos serían unos alegres niños parlanchines y repetidores de párrafos bíblicos. Al irse a dormir por las noches me pedirían ansiosos que les revele las últimas aventuras de Leperchaun o la leyenda de la malvada Kate Kerney. Odiaríamos mancomunadamente a la Reina Victoria y a cada uno de sus asquerosos descendientes. Todo eso sucedería si yo tuviera pecas y fuera Irlandesa de cabellos colorados como el cobre. Pero como no soy, no pasa naranja y me limito a copiar el poema de e.e. cummings que si no me equivoco, es americano (del norte).

martes, octubre 14

Hmmm. A ver:

Lo único que se me ocurre en este momento es lo acongojada que debe sentirse la aguja del pajar mientras espera que alguien la encuentre entre tanta amarillenta paja muerta. "Qué infeliz soy aquí, tan solitaria, sin nadie que venga por mí, sin nadie que quiera enhebrarme" debe de pensar la pobre aguja abandonada a su suerte.

Aclaro: no es que no se me ocurran otras cosas de mayor vuelo artístico o filosófico, de ninguna manera. Lo que ocurre es que estoy demasiado ocupada en mis quehaceres laborales, los cuales requieren toda mi atención. Así están planteadas las cosas aquí: o trabaje, o curre --mi lema es la honestidad intelectual ante todo--.

Ah, además mi mamá me dijo que de ni se me ocurra leer a Moravia porque es un degenerado. Como soy una persona muy obediente y sumisa, de costumbres por demás recatadas e intachable conducta, no le haré caso.

domingo, octubre 12

Querido,

Hay algo importante que debo decirte, aunque no hallo la manera. Es que tantas veces me he visto enredada que… En realidad no sé si deba, no estoy segura de querer confesarte lo que me sucede. Temo por nosotros, por nuestro futuro, por el peligro incipiente que nos amenaza, en fin, el peligro que hará estragos contigo si no consigo (sí como lo oyes, o lees, contigo si no consigo) ayudarte como debería porque tú sabes bien que sin mí no eres nada, sin mí jamás lograrás las portentosas hazañas que el destino tiene preparadas para ti a pesar de que, bueno, qué era lo que debía comunicarte, es que a veces pierdo. Pierdo. No te preocupes porque. Sí. No. Lo sé muy bien. Lo que sucede es que, discúlpame si no soy lo suficientemente hábil para expresarme como tú pretendes, perdóname si mi discurso se asemeja al laberinto que es mi vida, que me contiene y me encierra y condiciona sin que pueda siquiera contemplar la luz que inunda el mundo en qué tu vives amor mío, estoy desesperada y las mañanas aquí son iguales a las noches y no veo, no veo nada o veo poco, apenas lo imprescindible como para garabatear esta esquela que pronto llegará a tus manos, no me siento capaz de decirte lo que tengo que explicarte, comunicarte, informarte acerca de, revelarte, lo que fuera, soy muy torpe lo sé, me sucede con frecuencia y me apeno terriblemente, nadie lo sabe pero la naturaleza de mi existir no es simple como todos imaginan porque la gente imagina cosas con extrema facilidad, con apremiante facilidad, de manera que inventan hechos y circunstancias que no tienen nada de real y lo que yo quiero decirte, por favor no te enojes, amor mío, es que, a veces me pasa que, como hoy, no vengas por favor, no vengas a buscarme porque, no sé si, si sí, no sé si… no sé que, mira, la cuestión es que, me atreveré a decirlo, es que, mi amor, me sucede que cada dos por tres, lo sé, lo sé, es lo único que se me exige pero, de tanto en tanto, discúlpame, pero he perdido el hilo. Eso. Perdóname. No puedo hablar más, he perdido, imperdonable negligencia, amor mío, he perdido el hilo.

Ariadna

viernes, octubre 10

.

jueves, octubre 9

Cadáver exquisito

O la versión criolla del vetusto y perimido procedimiento poético --verdes como pellejo de dinosaurio tórnanse los rostros de Tristán, Paul & André--. Regresa el alpedismo trágico en el vórtice del impulso creador, plumereando desta suerte las telarañas durante tanto tiempo asfixiadas por el polvo dadaísta. La modernidad y la renovación de las artes es el norte al que nos dirigimos en vertiginoso alud. Nuestro insignia: la inventiva sin ambages. A cualquier precio.

OK. Basta ya de paparruchadas y vayamos a lo que nos ocupa. He aquí el cadáver exquisito del día de la fecha:

¿Qué tal la molleja?
De rechupete.


Es todo por hoy (queridos) amigos.


miércoles, octubre 8

wonderland

¿quién eres tú?
la azul oruga
impertinente
preguntóle a alicia
esa mañana o esa tarde
qué más da

arrastrando las palabras
como lo hace con el cuerpo
la oruga inquisidora
formuló la paradoja
-mientras-
su pipa fumaba-inhalaba
y anillos el humo le hacía

le hacía cosquillas
a ella (a alicia)
y anillos bailaban
de humo
en el aire

alicia
tosía

cof-cof

¿quién eres tú?
alicia ignoraba
la (simple) respuesta
como a todo el mundo
le pasaba a alicia:
no tenía idea
de quién mierda era

fumaba la oruga
muy encaramada
al hongo sin techo
alicia
tosía
el humo flotaba
anillos
cosquillas

cof-cof

martes, octubre 7

camino a éfeso

hace tiempo que ella no lo hace. tiempo dulce que se corre como tiempo --no agua, no arena, no otra cosa-- días, meses, un año tal vez. o por ahí. o poray. hoy va y pide de diez un atado y de cincuenta una cajita: fosforitos. cuál es la causa, señora, de que haya usted decidido cometer semejante sacrilegio. sacrilegio, cuál. decidido, qué. me importa muy poco. lo que importa, lo que verdaderamente le interesa es la voluptuosidad del gesto tantas veces repetido, la presión leve de los labios, la lengua, dónde va la lengua, el humo que entra-entra, horada, el humo gris que estuvo ausente hasta el instante del regreso. eso es obvio, mi querida, no sea idiota. ah, pero no le temo a las tautologías y/o a las contradicciones. mucho menos a las paradojas. estar ausente. cómo se está si se está ausente. una cerveza. sí. un cenicero. sí. y cómo sigue esto, es la pregunta. menester es responderla o ignorarla. le duele el cuerpo un poco, está perdiendo peso, ingrávida se siente. in-grávida. no-grávida. desplomada, inerme. cómo se continúa ahora. la cuestión. es. no hablar. apagarlo antes de tiempo, ese gesto también vuelve, como andar en bicicleta, como hacer. como hacer. el. como. hay cosas de las que el cuerpo no se olvida, y esto es un simple cigarrillo, un montoncito de tabaco rubio descansando en papel suave. que retornangustia. qué. qué es. por qué.

lunes, octubre 6

Romance (fallido) de Atila el Huno:

(O lo que acontece cuando la decadencia hostiga la mente humana de la misma horrible y acuciante manera en que las hordas bárbaras lo hicieron con el imperio Romano un puñado de años atrás llevándolo a un insoslayable declive relatado por un tal Gibbons en su famoso "Decline and Fall of the Roman Empire")

Por la llanura galopaba enhiesto
Su cuerpo unido a la cabalgadura
Aullaba Atila audaz grito de guerra
En retaguardia lo seguía el resto

La cabellera flameando en el viento
Sus manos brutas besando las riendas
Acicatea al equino y avanza
Mientras lo asedian fieros pensamientos

Pero el destino aciago volvióse
Y el Huno en un quilombo se vio envuelto
Chocó contra una piedra que en Bizancio
Dejaron a propósito en el suelo

El espinazo blando se quebró
Crujieron sus costillas impotentes
Despatarrado en el suelo quedó
Sin nadie que viniera a socorrerlo

“Concha ‘e su hermana” se dijo Atila
“Los hunos son mas garcas que la mierda
Nunca en la vida llegaré al Danubio
Romanos putos, seguirán de fiesta”

Y así murió sin lograr su propósito
Atila el huno, el Azote de Dios
“Pobre boludo” dijeron los otros
“Por arrogante el polvo mordió”

En el Imperio continuó la joda
Orgías, diversiones, desparpajos
La hierba creció verde sobre Europa
Algún califa lloró sobre el Tajo
Que no tiene nada que ver con nada pero Tajo rima con desparpajo y no sé quién carajo (que a propósito también rima) estaba en la península Ibérica en esa época, los musulmanes todavía no o sí, bueno, que alguien se fije en Toynbee o en Pirenne o Braudel porque yo ni idea, lo único que deseaba era recrear las aventuras de Atila e imaginar por un fugaz instante qué hubiera acontecido de darse las cosas como más arriba se relatan.

sábado, octubre 4

Canción de la cocina o que florezcan ignotas influencias en quien se deje

Sandra Santamaría -nombre insonorizante- se desliza en el cerebro de alguien (yo, mí misma) y molesta a las ideas o a los pensamientos, cuando existen.

Sandra Santamaría concurrió esta mañana a su estilista, Ricky Suárez, y se hizo hacer seis franjas platinadas. Ha mutado así en una tigresa que (ahora) sostiene un hermoso pesceto entre sus garras. Invirtió una fortuna en carne y cabellera, pero hoy vale la pena. Sandra hoy recibe en casa y debe ser escrita porque está perturbando a otra persona, que la piensa.

Ahora mismo Sandra Santamaría (treinta y ocho, culona y de pechuga exagerada) palpa el pesceto con sus manos, ambas. Regocíjanse sus dedos al contacto con la carne y piensa Sandra: cómo se siente cuando, cómo sería si. Lo toma con fuerza al pesceto, lo increpa con las palmas blancas, blandas, y lo suelta. Ahora zssst, la chaira. La chaira peligrosa. Zssst, zssst, zssst, Sandra afila la cuchilla, el borde lacerante, zssst. La carne balbucea: no, no a mí, no justo ahora. La carne roja de una vaca muerta, dice Sandra a su conciencia y continúa: cómo se siente cuando; cómo sería si. Sandra Tigresa agarra con sus dedos, uñas largas, la cuchilla carnicera y zssst, la entierra con furia en el pesceto. Por favor no, no a mí, llora otra vez la triste carne bermejona. Penetra facilongo el acero inoxidable, se desliza y Sandra, a quien las ideas se le tornan recurrentes, se pregunta: cómo se siente con la vaca viva; como sería si hubieran, además de carne, las costillas. Las costillas de. De quién. No importa quién. Importan las costillas vivas. Crack, o zssst. Crack-crack. Voluptuosa es la acción cinco o seis veces repetida y el pesceto queda irremediablemente agujereado, escupiendo fríos jugos. Cercenadas las bovinas fibras del ternero. De la vaca.

Cinco minutos luego, agonizan en la cacerola (Essen, también en esto se ha invertido una fortuna) los despojos. Sofocados. Ahogándose los pobres en el olor impertinente de morrones y cebollas que han recibido el mismo tratamiento: la cuchilla sedienta luego de sus escarceos con la chaira.

Alguien preguntará más tarde a Sandra, la anfitriona, tigresa platinada, “Es esta una nueva forma de preparar la carne?” Sandra Santamaría sonreirá enigmática: nunca jamás rebelaría ella sus secretos. A nadie. Ni siquiera a Ricky Suárez -estilista-.

viernes, octubre 3

trompe l'oeil

Idealismo trascendental o crítica de la razón pura: el perfecto aperitivo para una tarde de primavera.

Hoy pensamos que estamos, o mejor dicho, hoy estamos pensando, o tal vez, hoy concluimos inexorablemente que:

i) El psicoanálisis conviértese en abominación interpretativa cuando uno (paciente) cuenta o relata lo que se le da la real gana y no lo que debería referir, en concreto, la verdad de la milanesa. Lo que nos da pie para proseguir con el tema que nos incumbe, es decir:

ii) Paladear con delectación (y luego tragar) un poco de azucarado sushi deja las vísceras más satisfechas que lo que las minimales porciones de salmón permitirían adivinar (a simple vista).

iii) Si cuando despunta el día le resulta difícil no sentirse avasallado por eso que es dado en llamar “experiencia sensible”, no lo dude y continúe baboseando la almohada.

iv) Si se tienen amistades que pequen de snobs es imprescindible demostrar que hay determinados asuntos en los que uno ya no se interesa o no se ha interesado jamás (mentira).

v) Si de repente alguien a quien nunca vio antes le envía su novela para alimentar una noche de insomnio, niéguese con vehemencia antes de que sea demasiado tarde y la novela lo devore a usted.

vi) Convertirse en un modelo de conducta tal vez no sea lo que usted había soñado en un principio para su vida. ¿Las circunstancias lo han llevado? Hable con Ortega y Gasset (en turnos) Probablemente le sugerirán que siga participando. O que se rebele. No se sabe. Por lo tanto:

vii) Si arde en deseos de hacer algo que de ninguna manera debería estar deseando hacer, no deje de hacerlo. Es decir, no deje de desear y quédese en el molde, que después la cosa se complica.

viii) Cuando se es habitué de la barra de un establecimiento equis y el muchacho sólo tiene palabras bonitas para usted (palabras que sus oídos beben ávidos por escasez o falta, elija la que corresponda, de otros labios que le pronuncien en las inmediaciones de la nuca todas esas pavadas que usted siempre quiso, quiere y querrá escuchar), atención: el muchacho está tratando de aprovechar la situación, y en cuanto se descuide, lo tendrá dentro de las polleras. O algo por el estilo.

jueves, octubre 2

"Song of myself" o "Canto a mí misma en el trigésimo primer aniversario del día en que se hizo la luz en la ciudad de Buenos Aires" - Traducción libre.

(La casa agradece infinitamente a nuestro querido Walt por su siempre desinteresada y dadivosa colaboración)

Song of myself

I CELEBRATE myself, and sing myself,
And what I assume you shall assume,
For every atom belonging to me as good belongs to you.

I loafe and invite my soul,
I lean and loafe at my ease observing a spear of summer grass.

My tongue, every atom of my blood, form'd from this soil,
this air,
Born here of parents born here from parents the same, and
their parents the same,
I, now thirty-seven years old in perfect health begin,
Hoping to cease not till death.

Creeds and schools in abeyance,
Retiring back a while sufficed at what they are, but never
forgotten,
I harbor for good or bad, I permit to speak at every hazard,
Nature without check with original energy.



Interpretación

Estas son las mañanitas que cantaba el Rey David
Hoy por ser mi cumpleaños
Yo me las canto a mí
De modo que rascaré los frutos de mi higuera / atizaré la llama de la hoguera
Entregada por completo a la vida contemplativa.

Yo, hoy con mis dulces veinte años:
Espléndida y radiante cual luminaria que con delectación retoza en el firmamento azul
Deseando no morir hasta que muera
Ya nunca más retornaré a la escuela
Me retiro
A disfrutar de mundanas delicias y a gondolear el bum al ritmo de una bossa-nova
Oh! Vosotros que escucháis mi dulce canto!
Felicitadme a mí:
Hermosa hija de la naturaleza
Desenfrenada y alegre
Como el Ruiseñor de Keats
que como todos sabemos
pertenece a otro poema que es aburrido en demasía
y no nos incumbe en esta esplendorosa mañana de octubre aunque ya habrá oportunidad de traducirlo a él también si
(así)
se me antoja.
Pero no. Keats no. Keats es un embole atómico. Mejor que de Keats se encargue Cortázar o algún otro que no tenga nada más interesante que hacer con su vida. Además, me da dolor de cabeza, me trae malos recuerdos y otras etcéteras que no vienen al caso. Quién carajo mencionó a Keats justo hoy. Me arruinaron el día.

miércoles, octubre 1

Autocompasión enlatada o el único remedio para cuando sobreviene el bajón en vísperas de la fecha

Mirá: si la escritura se te niega no te preocupés, yavavenir, ¿mentendés? Vos seguí así, boludeando como siempre que todo llega en la vida, de una manera o de otra, todo arriva querida. No importa que continúes haciendo omiso caso de lo que tenés pendiente ¿sabés? Poray (sí, poray de tal vez, quizá, y qué, ¿ahora está mal decir poray?). Prosigo, poray setescribe solo el cuento, la novela, lo que venga. A vos rasguear la mandolina es algo que mal no te cae, por lo que puede apreciarse. Si el bordoneo te piace dale nomás que de últimas las gentes dirán por ahí (ahora sí es por ahí, alusión a espacio físico indeterminado): ¡Pero esta mina, qué terrible manera de deshilachar el tiempo, que espantosa forma de pelotudear!. Ah claro, el tiempo. Sí, el tiempo lo que hace, por lo general, es pasar. Ya sé, ya sé, no seré Heidegger, no, pero algo es algo. ¿Que mañana qué? Y bueh, no te preocupés por eso tampoco, una arruga, un lunar de más, se te ensancha el culo, a quién le importa. Lo que importa es la salud y siempre se llevan veinte años en un recóndito ventrículo, setevenlacara que sos una pendeja. ¿Mescuchás? Mientras te siga repiqueteando il cuore, qué más querés.

Amorecer en las praderas por el resto de mis días.