martes, octubre 28

disquisiciones acerca del sentido último del transcurrir o de por qué uno a veces se siente desbordado y desea transformarse en limonero y que el jugo se lo tome magoya

claro, el problema es ese, o eso. alguien asevera: "usted es más boluda que un catre" y la pregunta que de ello se desprende es, naturalmente, cuál es el grado de boludismo máximo que puede alcanzar un catre que se precie y, su corolario ¿es posible superar dicho pináculo? digamos que si el catre se halla transitando el camino hacia el apogeo de sus facultades, bueno, pues debe ser un catre bastante boludo o por lo menos se trata de un catre con registro. al fin de cuentas tal vez sea cierto que yo sea más boluda que el catre de marras, lo cual no es poco y, además, no tiene nada que ver con nada.

ayer, por ejemplo, viene la heker y me dice que la tensión es importante, vital, fundamental. si usted está acostumbrada a escribir/describir situaciones absurdas ahora usted debe aprender los secretos del realismo. ej: ser más boluda que un catre. aventuro: lo absurdo es el secreto de lo real y lo absurdo (interesante) de lo absurdo es su condición de posible y si es posible es suceptible de ser real. pero. la verdad de la milanesa es que su cuento es una cagada. pero. no lo abandone, no, no. siga participando. escribir es trabajar. lavorare. la inspiración es una mera quimera. hay que minuciosear, no queda otra. y, hoy en día, quién quiere minuciosear. yo. no. no sé.

de repente me siento insustancial como meandro rioplatense y el cigarrillo(s) de anoche me quema el pecho. sé que contra ese tipo de aplastantes sentimientos no hay nada que se pueda hacer. quizá sentarse a esperar que pase como pasan los barcos tras la ventana del piso veintiuno; o pensar en cómo el gritito del chajá se transforma en balbuceo ante la realidad (impertérrita) de la escopeta que lo apunta; o si alguien me toma por asalto y me pregunta ¿qué es el amor? hacer una crucecita (azul) en el cuadradito de no sabe, no contesta.

total para qué. igual, la vida es bella, alguien habrá de quererme algún remoto día, y aburrirse, diría mi madre, es un pecado nena.

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