jueves, septiembre 16

Para evitar ser confundido con una presa y devorado por la hembra, el macho pulsa la tela de la hembra o realiza una danza. Otros machos ofrecen regalos o atan a la hembra.
Vida de Insectos y Arácnidos, editorial Ateneo



como la araña en su tela
así quedó de enredada
mistonga
esmirriada
pobre
siempre batiendo pavadas
y todo porque de antojos
andaba: queriendo amores
del farabute del rioba
que la había engatusado
con chamuyos
y con flores
pero ella no se atrevía
a encurdarse
con perfumes porque
sufría de alergias,
dos por tres
estornudaba.
cuando por fin cantó ¡quiero!
el tipo dijo: ya es tarde
muñeca. al olmo no pidas
peras,
por lenteja te embromaste.
ni corto ni perezoso
como buen pelafustán
se había jugado las cartas
sin cancherear
sin alardes:
tenía una rubia en sus brazos
y hacía mil firuletes
sobre el parqué
del salón
al son
de un viejo
gotán.
se le rompió el corazón
a la minita del cuento
cuando lo vio
al chantapufi
bragueteándose a la rubia
platinada
pitucona
de esas que llenan de envidia
a moscas y arañas muertas
que entre polvos
y virutas
tibias lágrimas
derraman.
se dijo:
no hay razón
¿por qué justo a mí me pasa?
mientras el otro
seguía
con las manos
en la masa.
musarela se aguantó
el mandoblazo
certero.
no hay asuntos más fuleros
que los asuntos del alma
para qué corno he nacido
--preguntábase llorosa--
si este tipo
no me quiere
(ni mirar). mejor no perder
la calma,
rajar de la festichola:
mejor hacer otra cosa
como tejer mañanitas
o ir a cazar
mariposas
poliyas
u otros insectos
porque yo a este poli-
griyo
no me lo manyo
ni muerto.

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