el tipo controla todo, núcleo él, entre cuatro paredes tiene la habilidad de hacer un vertedero de lágrimas de esa que lo quiere tanto sin poderse explicar por qué. y es fácil: una tarjetita, ocho números y ahí se planta de cuerpo presente, ya no metido hasta la yugular en medio de las horas que tienen la forma de su desesperanza. está ahí con ella y ella sufre su rumor acidulante, peligroso. entonces se produce la inoculación: el veneno se derrapa, se exalta y salpica todo como grasa caliente, quemando. doliendo el dolor de no saber qué hacer con tanto farragoso sentimiento, con tanto pseudo amor, tanta obsesión absurda. y así, cada uno con su mota.
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