De mí, de vos, de todos,
Hablás o escribís cuando no podés hacer otra cosa. O pretendés que no te importan las uvas si total están verdes. O soltás un che boluda cargado de indiferencia cuando en realidad es tanto afecto, tanto amor lo que está en juego que te aplasta, que mejor no demostrarlo, que para qué quebrarse ante la mirada ajena. Entonces te hacés la maleva y no, no te saludo y prefiero hacer de cuenta que te vas a ningún lado, sí, a esa ciudad que desde ahora va a llamarse “Ningún Lado”, y sin embargo es “Algún Lado”: es el lado del mundo donde vas a estar vos, esa ciudad donde la siesta se alarga indefinida y se también se alarga la noche, donde elegiste sonreírle al mundo detrás de la barra de un bar, donde elegiste quedarte a tejer versos y venga, vale, vámonos de copas.
Pero ahora es acá, antes del viaje, entonces che boluda hablamos mañana, dale hablamos, y me meto en el auto, rapidísima me escondo con mis hijos que todavía son chiquitos y quién sabe cómo van a ser cuando los vuelvas a ver, entonces lloro un rato, hablo naderías otro rato, qué sueño que tengo, qué voy a hacer esta noche de cenar. Más tarde en casa, o en la calle, o en la escuela va a sorprenderme la extrañeza de saber que Buenos Aires ya no te tiene, que el abrazo que no te di el domingo por miedo, por estúpida, ahora me lo guardo o lo convierto en letras que seguro leerás en esa, tu ciudad también, desde mañana en adelante.
Ah, pero vamos a vernos otra vez más temprano que tarde. De eso no vas a salvarte.
Te quiero.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home