De cómo empleaban el tiempo libre las maîtresses du Fauburg Saint-Germain , o "Las chicas sólo quieren divertirse"
Hoy –con el sólo propósito de no dejar morir este espacio de cultura, literatura, arte y reflexión–, ofrecemos a nuestros insaciables camaradas, a curiosos y transeúntes ocasionales, algunos extractos tomados de la novela intitulada “La Duchesse de Langeais”, escrita por la siempre bien entintada pluma de Honorato de Balzac.
Comme d’habitude, las traducciones son libres como un plumerillo que volando por los agitados aires destas pampas llegara tarde a destino.
(Para mantener nuestra metodología, se presentarán los fragmentos seguidos por las traduccinterpretacão correspondiente)
“Depuis dix-huit mois, la duchesse de Langeais menait cette vie creuse, exclusivement remplie par le bal, par les visites faites pour le bal, par des triomphes sans objet, par des passions, éphémères, nées et mortes pendant une soirée”
Digamos que la duquesa, que -valga la aclaración- era una mujer cristianamente casada, sabía qué es lo que más importa en la vida: vivía de fiesta en fiesta y, como si esto fuera poco, tenía más levante que el que tendría Pampita en pelotas en medio de la Nueve de Julio agitando banderitas de colores.
“Que prouve un mari? Que, jeune fille, une femme était ou richement dotée, ou bien elévée, avait une mére adroite, ou satisfaisait aux ambitions de l’homme; mais un amant es le constant porgramme de ses perfections personnelles”
¿Qué prueba un marido? Que de joven tenías guita, o una buena educación (?), o tu madre era una vieja casamentera, o más o menos servías para satisfacer las dos necesidades básicas del hombre: comer y cojer. ¿Qué prueba un amante? Que sos perfecta.
“Elle faisait voir qu’il y avait en elle une noble courtisane, que démentaient vainement les religions de la duchesse”
Ella hacía notar que, a pesar de que asistía a misa todos los domingos, esa boca suya que con tanta devoción se deshacía en plegarias y rezos, podía volver loco a quien tuviera la oportunidad de entregarse a sus infinitas habilidades. En fin, que la duquesa era la más puta de todas las nobles de París.
Es todo (por hoy).
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