Diario de una obrera:
Lunes: me levanté temprano como siempre y salí a trabajar. Encontré un pedazo de churro relleno con dulce de leche que alguien olvidó al lado del malvón. Ñam, qué rico, pensé e inmediatamente decidí que lo cargaría hasta el depósito. Seguro me van a aumentar el sueldo por traer comida diferente, calculé mientras me disponía a levantar el churro.
Martes: lo del churro fue un fracaso, no pude llevarlo: había un palito y una zapatilla que se interponían en mi camino una y otra vez y me hacían tropezar. Lo peor es que se me hizo tan tarde que ni siquiera tuve tiempo para conseguir una hoja de malvón, o un pedazo de trébol. Nada. Resultado: me cagaron a pedos.
Miércoles: esta noche vino mi prima con la edición del diario de la tarde donde sale una hormiga que se encontró un miligramo y se hizo famosa. La nota la firma un tal Juan José Arreola. Qué fácil es la vida para algunas. Así cualquiera. O tal vez este periodista sea poco serio, vaya una a saber.
Jueves: hoy también cayó mi prima, esta vez con un libro intitulado: “Hormiguero: vida cotidiana y alienación. Diez claves para disfrutar en plenitud” Leélo, insistió, te va a dar vuelta la cabeza. Por ahí lo lea esta noche. Aunque no sé, mañana hay que madrugar.
Viernes: esta mañana cuando pasé por la higuera me encontré con Bicho Bola. Hola Bicho Bola, le dije, cómo va todo. Acandamo, me contestó. Pero no pudimos seguir hablando porque mi fila iba demasiado rápido y cuando me quise dar cuenta yo ya estaba a la altura de las begonias y Bicho Bola había quedado atrás, rascando un higo que se había caído. Parece que es lo único que sabe hacer Bicho Bola.
Sábado: hoy entregaban los premios Antena a la mejor película. La ceremonia la daban por Atómica TV y mi prima vino a casa a verla porque ella no tiene televisión. Mi favorita era una película donde la protagonista es una hormiga que decide hacerse escritor. Escribe la historia de su vida (con algunos cambios) y la publica y enseguida se convierte en best seller. Se hace millonaria y ya no tiene que trabajar en el hormiguero. La metáfora es muy linda: la hormiga que se salva por el arte. Pero seguro esa no gana porque el premio está arreglado. Seguro gana la de la hormiga que se enamora del cascarudo por internet y cuando descubre quién es realmente al principio se desilusiona, pero después renace el amor porque el amor es más fuerte que las apariencias. Siempre las mismas pavadas. Así que yo el programa no lo vi, le dije a mi prima que no, que prefería quedarme leyendo el libro que me prestó.
Domingo: al final ganó la película de la hormiga escritor. Qué raro. Acá debe haber cucaracha encerrada. Igual mucho no me importa. A propósito del diario íntimo, hoy no pasó nada interesante. Mejor me voy a dormir porque mañana hay que levantarse temprano y esta vez voy a tener que llevar una buena parva si no quiero que pase lo del lunes pasado.
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