miércoles, noviembre 19

(and as long as she thinks of a man, nobody objects to a woman thinking)

-Tengo un juego Manuela, un juego buenísimo, vas a ver.
-Tengo hambre.
-Vos siempre tan primitiva Manuela. Me escuchás lo que te digo: tengo un juego especial, te va a encantar.
-¿No me traés un sándwich?
-¿Eh?
-Tengo hambre, ya te dije. Dale, no seas malo
-Un sándwich de qué.
-No sé, que tenga aceitunas, fijate, ponele lo que quieras: tomate, queso blanco, pero que tenga aceitunas. ¿Qué hora es?
-Qué sé yo qué hora es Manuela.
-Andá a ver, che.
-Perá que ahí me fijo. Al final querés el sándwich ¿sí o no?
-Mas vale, si no para qué te lo pido. Con aceitunas negras.
-Son las tres de la mañana.
-Uy qué tarde, bueno, igual preparámelo, ¿si?
-Sí. ¿Y después jugamos?
-¿Jugamos a qué?
-Al juego que te decía.
-No sé de qué juego me hablás.
-No podés saberlo porque nunca te lo expliqué, Manuela.
-Ah claro. ¿Nunca me lo explicaste? Dale, traéme el sanguchito, que tengo un sueño terrible.
-Ahora tenés sueño también.
-Uy mirá que te enojás por cualquier cosa vos.

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