lunes, septiembre 1

La clepsidra

Mirá querida, vos no te hagás problemas que yo conozco a un médico que es bárbaro. Vos vas de parte mía y en seguida te soluciona el tema [vaciamiento, saqueos, olvido ¿y después?]. Pensalo bien, ustedes son jóvenes [sí, claro que soy joven y fuerte y con eso qué] y no es cuestión de que se anden arruinando la vida por una tontería como esta. Yo te doy el número anotado en mi tarjetita. No me mires de esa forma, nena, me hacés el favor. Y sí, es un poco caro, pero ¿qué te pasa? [nada, no me pasa nada]. No me vas a pucherear ahora, querida, que no es para que te pongas así. Vos no tenés que preocuparte porque vas a ver que es una cosita de nada, una entra ahí y en un par de horas ya está el asunto arreglado ¿sabés? [sí, con guita todo se arregla fácil, parece]. Ni siquiera lo vas a notar y tampoco ustedes se pueden dar el lujo de andar haciendo las cosas de cualquier manera, desordenadamente [y a mí qué me importa, yo sé lo que quiero]. A ver una sonrisita, ¿eh? Que no vas a ser la primera ni la última, ya me ves a mí: sobreviví. El tiempo todo lo cura [mentira, mentira]. Bueno, vamos llamá de una vez, tenés que ser sensata [sensata un carajo, yo sé lo que quiero].

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