jueves, septiembre 18

Diálogo entre personaje de extracción patricia u oligárquica desmejorado por los avatares económicos del país Vs. miembro de la clase media originada en turbia unión de inmigrantes arribados desde diversas penínsulas europeas y/o criollos/aborígenes concebidos extramatrimonialmente

–No hay nada menos gauchesco que una alpargata de carpincho–, le dije esa tarde con cara de alféizar sin maceta–. La cosa es de yute, o no es.
Sobre el pucho me contestó anodino, indiferente (no quería parecer menos):
–Tu problema es que no hay chacarera que te venga bien: que si te toca zarandear te aburrís, que si te toca que zapatear te cansás. Dejate de joder, hacemelfavor.
–¿Cuál es el quid de la cuestión? Yo hablo de alpargatas y vos de zapateo/zarandeo. La verdadera alpargata es de yute. Y punto. Así nunca nos vamos a entender –terminé por fastidiarme–. Si sos terrateniente hacete cargo de las vacas–. Ofendióse y proseguí–: Te creés muy gaucho, guacho, cajetilla comején.
–Callate de una vez querés
–No quiero, ya sé que pertenezco al inmigrantado, oloroso de bodegas, hacinamiento y transpiración, ¿y qué? –acometí en feroz estocada.
–Salí de acá, te hacés la ruda, pero bien que te gusta cuando te hago cantar vidalitas.
–Ah! Las vidalitas... –suspiré– Las vidalitas: eso sí que sí.

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