Cantares del Cosmos: el testimonio de Carl Sagan luego de visitar la provincia de Buenos Aires
A veces, en las noches silenciosas de la pampa puede escucharse la música del firmamento: estrellas tocando una barcarola, planetas dando cortos pasos de minué, agujeros negros improvisando un gospel o algún que otro cometa cantando a capela “Si Adelita se fuera con otrooooo”.
La noche se acerca subrepticiamente: prestémosle atención, pongámonos en sintonía con el eterno devenir del universo.
"¡Adiós! ¡Adiós mundo cruel!"
"¿A quién? ¿A mí?"
"Sí, sí. ¡Adiós mundo cruel!"
"Escuchá una cosita boluda, ¿no te parece que te estás desubicando un poco?. Esperá que los giles estos empiecen a construir barrios privados en tus cráteres y vamos a ver quién es más cruel de los dos. Ah, y haceme el favor de ir poniéndote en órbita ¿eh? que si no voy a tener que cambiar de satélite. Un poco más de respeto para con tus superiores."
"Qué carácter, yo quería saludar nomás"
"Callate y seguí rotando"
Bueno, nadie dijo que de vez en cuando no pueda fallar el diapasón y la cosa suene un poco desafinada ¿no?
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